La posición básica es en linea recta a cinco centímetros de la orilla de la cama, ese muro que debes dibujar tiene su razón de ser en la posibilidad de que ella invada todos los espacios posibles, y al verse cubiertos todos, busque más fuera de la cama.
No puedes resistirte a su voluntad, y por sencillo que parezca, sólo debes hacer una cosa; nada, no interrumpirla, en ningún momento, bajo ninguna circunstancia, sin ninguna justificación, no hay amparo ante sus movimientos imposibles sobre el colchón, si en su abraso te sofocas, no intentes moverte, es el único calor que ha recibido en la vida.
Si crees poder resistirte estás equivocado, ella, así pequeña, con sueño apoteósico, avesando al despertarse llamarte bisho, así b-i-s-h-o, como cuando se le llama cariñosamente a un gato esperando que te haga caso.
-Bisho, Bisho.
-¿Qué pasa nena?
-¿Y mamá?
-No está mamá, no la necesitas, no la necesitamos.
-¿Y papá?
-A papá no lo conocemos.
El sonido de esas palabras provocan una reverberación en tu mente, supones que soñó con mamá, pero tu haz dejado de recordarla, hay días enteros en que olvidas pero cuando la recuerdas...
Ella responde a sus sueños, alguna vez hiciste lo mismo, no sueñas más, por eso, sus sueños valen el doble, y tu sabes que tienes que cuidarlos.
Eres lo único en el mundo, su mundo.
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