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jueves, 1 de noviembre de 2012

Cosas sin importancia 1

Escribo con este título por recordar al maestro del que en la nota anterior hago mención, escribía en un periódico en la columna "a contra corriente", ni la busque, ya la cerraron, es una lástima, pero bueno, escribo sobre un hecho sin mucha importancia, que evidencia la falta de solidaridad, educación, humanidad, sentido común, llámelo como le plazca, el hecho es que cuando alguien critica a los políticos, a la justicia, a la exclusión, al abuso del poder, etc. pienso de repente en esta clase de situaciones y me digo a mi mismo "el que sea libre de culpa que lance la primera piedra".
Y que yo piense en estas palabras no es por que un espíritu judeo-cristiano domine el curso de mis pensamientos con frecuencia, pero es que me resulta muy difícil pensar en que los cambios sociales que todos sabemos necesitamos, se lograran a partir de las estructuras, y mire que soy sociólogo, pero no me importa, siempre me he declarado en contra de pensar que somos una clase de robots programables por diferentes medios.
Ya estuvo bien de divagar (cosa muy común en mi día), el tema que expondré hoy es el del transporte público, y no será una critica infundada al gobierno, aunque eso sería imposible ya que es su papel el de solucionar los conflictos, para eso se firmó el contrato social, cosa difícil de entender porque yo nunca lo firmé. No, en esta ocasión critico a la gente que lo utiliza, por que si esta clase de transporte es muy ineficiente, muchos usuarios lo hacen insoportable.
Ya no hablemos de las señoras que se sientan en los asientos del frente de los autobuses con una carga que no cabría en un taxi, ocupando el asiento de junto y el estacionamiento de los demás usuarios de a pie, o de los estudiantes con mochila en la espalda y maquetas en la mano que no permiten el paso para personas con un cuerpo un poco "más robustito", sino que hacen muy difícil el movimiento a través del colectivo para como todo buen ciudadano descender del mismo por la parte de atrás, o de las señoras que en un afán de no aguantar más a su acatarrante hijo sin disciplina opta por dejarlo sentarse en un asiento solo, hasta que el destino o la lógica en un transporte conducido por un tipo que al parecer evoca todas sus frustraciones por medio de un volante, además de todas las leyes de la física que dicen que si pones tus dientes entre el tubo del asiento y las espaldas del de enfrente a la buena voluntad de un chofer desinteresado, le hace ver la realidad a esa madre descuidada, y de haber sido una inversión habría sido embargada, dándose cuenta de que si los niños no se sientan solos es por seguridad, o de los hombres o mejor dichos una clase deprimida de depravados que solo se mueven ante la petición de una mujer, tan inamovibles que aunque le digas "me permite sentarme por favor" una y otra vez, te obligan a relamerse las heridas en el ego y permanecer de pie o avanzar buscando que alguien se compadezca de ti, un usuario más, y aquel si se arrime y te deje sentarte, ya que de no ser así, tienes que recurrir al primer tubo a tu paso, y ser más agarrado que un AMLOVER en Internet.
Además de todas esas personas, hay unas que son peores, y lo son a medida que la situación lo merite las señoras aguerridas como feministas en medio de un congreso de igualdad civil, las señoras que se pelean por un asiento desocupado, por que eso si, además de soportarles la expresión de maldito todo aquel que se me acerque, uno se ve forzado a apretar el pecho, recibir una serie de empujones y si uno tenia la buena intensión de preguntarle a un anciano, un discapacitado (como yo) o a una madre con su hijo pequeño en brazos , no le da tiempo a uno para siquiera intentar enunciar la pregunta, cuando la palma de la mano y el golpe del desplazamiento vertiginoso de aquella bolsa que utiliza como las cubetas de los tipos que "cuidan" coches en las calles, y que si intentas mover la respuesta segura es "joven que no ve que me voy a sentar" con un tono que esta entre advertencia y pena ajena, es decir, Pandora volvió a abrir su caja.
Uno entiende que debe ser caballeroso, creo que eso debería ser una decisión personal, no una obligación, una feminista de la igualdad estará de acuerdo conmigo, querían equidad de género, aguanten el dolor de las patitas por estar parado como todos los demás, bueno eso es un hecho sin importancia, y valla que no tiene importancia, excepto para la señora que pelea por el asiento, eso para ella vale más que la reforma laboral, y bueno la verdad es que no vale la pena escribir y en su caso leer más sobre esto.
Hay le dejo mi correo para lo que guste y mande, menos mande y más le guste.

Cuídese mucho, nos leemos el otro mes.


juancarlosgalgo@live.com.mx

Agradezco a @Fannina9 por las correciones

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