A Saúl, mi instructor.
Seguramente
está usted recordando la cena de año nuevo, a los parientes y/o amigos que se
prometen a sí mismos una serie de compromisos que en ocasiones son
irrealizables, algunos de estos exigen una voluntad y compromiso tan fuerte que
implicarían que fuéramos capaces de terminar con hábitos tan nuestros como las
conciencias mismas.
Comúnmente
figuran el de bajar de peso, el ser mejor padre, hijo o hermano, probablemente
mejor amigo, novio o amante tal sea el caso, el punto es que nos enfocamos a
mejorar nuestras vidas, no imagino a personas que se propongan ser cada vez más
molestas, aunque en ocasiones es el único objetivo que logran alcanzar.
Y no
es algo que sea malo, pero si es algo que nos debería poner a pensar.
Todos
nos proponemos algo en alguna ocasión, puede que sea porque alguna situación
imperiosa nos obligue a darnos cuenta de lo mal que hacemos en determinado
momento, eso a mi ya me está pasando, mejor dicho me pasa desde siempre pero
hasta hace poco he logrado darme cuenta de ello.
Mi
novia, la ilustradora de este blog, y la persona que es dueña de mi corazón me
hizo una jugada de venganza que me mostró que he sido un hombre que no ha
sabido corresponder al amor que he recibido, y esa clase de venganzas, no necesariamente
anticipadas duelen por eso, por agarrarte cuando menos lo esperas, y por no
querer dormir con el enemigo me trague ese orgullo que tiene peor sabor que la
derrota, ya viene incluida.
Mi
mejor amiga, Karen Lazcano, me ha mostrado una serie de errores en los que me
encontraba y se lo agradezco, porque parece inmune a las necedades que me
caracterizan.
Roberto,
Chesse para los que saben de su
existencia, me hizo toparme con pared en una ocasión en la que lo abandone con
unos cuantos borrachos en común, y ese es mi problema, abandono a mis amigos.
Freddy,
el hombre más sensible, casi un hermano, sencillo, apreciable, un amor de
persona y mi favorita entre ellas, me ha obligado (por no decir que son las
circunstancias en las que estoy) a darme cuenta que en la vida las cosas no son
posibles hasta el momento en el que las realizas entendiendo el ¿juegas? Que la
vida te obliga a responder.
Pero
como esto no es confesionario (¿o tal vez si?) quiero hablar de los propósitos
de año nuevo, y en especial uno, el de bajar de peso.
No
debería ser un propósito generado de las culpas y remordimientos ante los
atascones que los ágapes navideños nos ofrecen, deberían ser por el hecho de
estar más sanos: Hoy en día las personas
se temen a sí mismos. Han olvidado el deber más elevado de todos, el deber de
que uno se debe a sí mismo. Eso lo leí
apenas en El retrato de Dorian Gray, y
viene al caso.
Si
les he de confesar lo que quiero confesar, debo empezar por decirles que aun no
me quito las telarañas de la cabeza.
Hay
ocasiones en las que me avergüenza tener la lesión que tengo, no poder caminar
al paso de mis amigos, o que ellos me recuerden que se adaptan a mi paso es
doloroso, por que el no ser normal, a pesar de los que dicen lo contrario,
duele y duele mucho, hay que estar en una verdadera condición de diferencia
para entenderlo.
Si
algo me molesta es la etimología de las personas como yo; discapacitado (como
si todos tuviéramos las mismas capacidades), minusválido (yo no valgo menos),
personas con capacidades diferentes (¿a Lennon, o a Dalí, o a Felps?), yo considero que somos personas con
lesiones crónicas.
Gracias
a la ayuda de Freddy, a la de mi próxima operación a realizarse el 22 del
presente mes y con un mayor peso a la fuerza de las decisiones que he tomado,
comencé a ir a ejercitarme, esto porque representa una mayor posibilidad de
recuperación, y porque sencillamente el ejercicio me hace feliz.
Siempre
me han dicho que es lo que puedo o no puedo hacer, y estoy harto de creérmelo,
yo sé que es lo que puedo hacer, y se siente muy bien conocer sus propios
limites.
Si
las personas hicieran las cosas para su propio bienestar, un mundo diferente
seria formado, pero el problema es que no es así.
A
decir de mi instructor, Saúl, el único acierto en la administración del gobierno
municipal, es el de los gimnasios al aire libre, ya que estos permiten el
realizar actividades físicas no sólo para bajar de peso, también para tener una
mejor condición.
Es
lamentable que ante esa posibilidad sea muy poca la gente que asista a ésta clase
de espacios.
Y
peor aún, es más lamentable que los únicos programas sociales a los que la
gente acude son los “asistenciales”, en esos en los que te regalan una despensa
que no alimenta o una computadora que no sirve, pero eso si, a ayudar al
político a llenar el fondo para la foto se ha dicho.
Estudio
sociología para entender porque la gente hace esta clase de cosas, y a pesar de
que aún no la respondo satisfactoriamente, sigo en el proceso.
Si
algo puedo recomendarle, si es que en algún momento quiere tomarme en cuenta es
el hacerse sus propios propósitos y cumplirlos, sólo hay una persona que ha
logrado que a cada decisión que tomo me retracte, y eso la ha hecho pensar que
siempre tomo el camino fácil, lamentablemente tengo la certeza de que no está
leyendo estas líneas y eso ha evocado un propósito más, el que me desinterese
que me lea.
Hay
promesas que nos dominan, hay otras más que nosotros dominamos pero “no siempre
se cumplen los juramentos, unas veces por flaqueza, otras por causa de una
fuerza superior con la que uno no había contado”, seguramente a Saramago algún
gusano fue a molestarlo a la tumba por el haber sido citado. Pero hay gusanos
peores, y son los que nosotros dejamos que nos molesten, por que surgen de
nuestros fantasmas.
Si
va a hacerse un propósito, que sea uno que sepa usted que puede cumplir.
Si no
es así terminará siendo lo que yo quiero ser, un común y corriente.
Por
favor, rece por mi, significará mucho que lo haga ya que como todos, le tengo
miedo al quirófano, no profeso ninguna religión pero es un buen consuelo el
saber que se cuenta con el apoyo de los demás.
Otra
cosa, tengo el propósito de escribir dos veces a la semana, ojalá lo pueda
hacer, y usted lo pueda leer.
Hay
le dejo mi correo para lo que guste y mande, menos mande y más le guste.
Cuídese
mucho, seguramente nos leemos el otro mes.
juancarlosgalgo@live.com.mx
¡¡¡Amigo!!!
ResponderEliminarSolo tengo una pregunta: ¿qué es normal/normalidad?
¡ánimo!
Mi querida mari, el sentido de la normalidad a la que me refiero es a la de hacer las cosas más básicas en el ser humano, no buscando unas nociones de igualdad, sino resaltando el hecho de que tengo que ser tratado diferente.
ResponderEliminarGracias por tu comentario
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